domingo, 18 de enero de 2009

TABIGNIA (lápiz sobre papel,23 x 33 cm)



Como cada atardecer, al caer la noche, después de una dura jornada laboral en un sucio tugurio frecuentado por la más baja estofa de la ciudad, aquél chico atravesaba el oscuro callejón.
En ocasiones, el silencio y la oscuridad, le encogían el corazón, pero pasar por aquel atajo, le suponía un ahorro de tiempo importante.
Aquella oscura noche, mientras caminaba, se sentía observado.
Era una sensación, que le inquietaba, así que decidió acelerar el paso.
Otras veces la había tenido, pero hoy, era especialmente acusada.
Siguió su camino, cuando de repente…
Antes de que se diera cuenta, estaban rodeándole tres tipos extraños.
El mas alto de ellos, navaja en mano, le pidió que le entregara todo lo que tuviera de valor.
Opuso resistencia, pero al ser superado en número, lo único que obtuvo, fue un duro puñetazo en la mandíbula. Sus labios empezaron a sangrar, al mismo tiempo que le registraban.
Intentó soltarse de nuevo. Forcejearon, consiguió darle una patada al que lo registraba. El tipo se encogió cogiéndose la entrepierna con las dos manos, pero en aquel mismo instante, le asestaron una fatal estocada.
El filo de la navaja, entró sin dificultad en su ya débil cuerpo.
Lo que sucedió entonces, fue una sorpresa que nadie esperaba…
De lo más oscuro del cielo, cayó una sombra veloz que los desorientó totalmente. Era una hermosa criatura con formas de mujer, pero con alas de murciélago. Su desnudez le daba aspecto de fragilidad, pero en menos de un minuto, había tumbado a dos de los agresores, y había lanzado con fuerza al tercero contra una escalera de incendios oxidada, que acabó destrozándole las costillas. Sin apenas pestañear, abrazó al agonizante muchacho, y extendiendo sus enormes alas, salió volando hacia el negro cielo.
El chico, apenas con un hilo de vida en su corazón, creía estar muerto.
Abrió los ojos, miró la extraña figura que lo transportaba, ella lo miró, y con voz clara le dijo:
-Mi nombre es Tabignia, llevo tiempo siguiéndote. Nunca me he acercado a ti, por miedo a que me rechazaras, pero, de entre todos los humanos que he visto, eres al que mas admiro…
-pero… (Susurró el joven) tú, ¿Quién eres? O mejor… ¿Qué eres?
-soy una “Criatura nocturna”, una especie de vampiro que debe matar para subsistir, pero el día de mi iniciación, debí matarte a ti, de eso hace ya diez años. Al negarme, me expulsaron de mi “hermandad” así que desde entonces, me paso las noches deambulando en busca de animales con los que alimentarme…
-pero… ¿vas a matarme?
-no, yo nunca he matado a uno de los tuyos. Es por eso que soy una proscrita. La verdad es que te he protegido muchas veces, hoy… hoy… llegué tarde… perdóname.
El chico no pudo responder, no le quedaban fuerzas. Llegaron a la cima de una montaña en las afueras de la ciudad, Tabignia depositó al joven en el suelo.
Abrió con dificultad los ojos…
La miró.
Por la boca escupía sangre a borbotones…
Se moría…
-Tabignia… bonito nombre (murmuró) gracias por protegerme…
La oscuridad total llegó a su alma
Expiró
La criatura de la noche miró al cielo,
Se lamentó de no haber podido llegar a tiempo…
Era tarde
Lloró sin poder evitarlo…
Los de su raza, no lloraban…
Pero ella era especial…
Bella…
Frágil…
Distinta…

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